Kamerplanten waar potgrond bij gedaan wordt met een schep

¿Qué ves cuando miras una planta? Las hojas, las flores, quizá el tallo. Pero lo que no se ve es a menudo aún más importante: el mundo que hay debajo de la maceta. Allí es donde se produce una fascinante interacción entre raíces, hongos y microorganismos. Especialmente en orquídeas y epífitas, ese sistema es extremadamente sofisticado. En este artículo le adentraremos en ese mundo oculto y le descubriremos lo crucial que es esta capa invisible para la salud y la supervivencia de su planta.

Raíces: algo más que anclajes

Las raíces hacen mucho más que sujetar una planta. Son el centro neurálgico de la absorción de agua y nutrientes. Pero no todas las raíces son iguales.

Epífitas Dendrobium orquídea en un árbol con muchas flores blancas

En las orquídeas epífitas -especies que crecen sobre árboles en la naturaleza-, las raíces están adaptadas a un entorno aireado y húmedo. Estas raíces suelen estar rodeadas de una capa esponjosa, el velamen, que absorbe la humedad y los nutrientes de la lluvia, el rocío y la niebla como una esponja. Esto se observa en especies como Phalaenopsis, Vanda y Cattleya.

Hermosa, grande Monstera planta de interior en maceta ornamental

Las plantas terrestres -como muchas plantas de interior tropicales- tienen raíces que crecen en el suelo. Esas raíces se ramifican finamente para crear la mayor superficie de contacto posible con el sustrato. Esto les permite absorber agua y minerales de forma eficaz. Pero rara vez lo hacen solas.

Los hongos como amigos: la micorriza

En la naturaleza, las raíces suelen asociarse con hongos. La llamada micorriza es una simbiosis en la que el hongo se instala alrededor o incluso dentro de las raíces. A cambio de los azúcares producidos por la planta mediante fotosíntesis, el hongo ayuda a absorber agua y nutrientes difíciles de alcanzar, como el fósforo o el zinc.

En muchas orquídeas, esta cooperación es esencial. De hecho, algunas especies no pueden germinar en absoluto sin su socio fúngico. En las semillas de, por ejemplo Dendrobium, Catasetum o Coryanthes apenas hay alimento de reserva. La joven plántula depende por completo del hongo para desarrollarse.

Incluso las plantas maduras suelen seguir beneficiándose de esta cooperación. Especialmente en especies que crecen en suelos pobres o en copas de árboles, donde el alimento escasea, la micorriza es una forma de seguir sobreviviendo.

El sustrato adecuado: ecosistema en maceta

Lo que se pone en una maceta es más que un relleno. Es, o al menos debería ser, un ecosistema vivo.

Un buen sustrato tiene una estructura que se adapta a la forma de las raíces de la planta y a su hábitat natural. Por ejemplo, a las epífitas les conviene una mezcla aireada y de drenaje rápido con corteza, carbón vegetal o musgo esfagno. A las plantas terrestres, en cambio, les gusta un sustrato rico que retenga la humedad, con fibra de coco, hojarasca o corteza.

Poner tierra en una maceta junto con una planta

Pero los microorganismos también desempeñan un papel. En un sustrato sano, bacterias, hongos e incluso pequeños insectos conviven con el sistema. Descomponen la materia orgánica, mantienen a raya a los patógenos nocivos y mejoran la absorción de nutrientes. Cuando un sustrato es demasiado estéril -como en algunas mezclas sintéticas-, ese ecosistema puede verse alterado.

El equilibrio: por qué importa

Entender lo que ocurre debajo de la maceta te ayuda a elegir mejor para tu planta. Una planta en una maceta "equivocada" -demasiado compacta, demasiado húmeda, demasiado seca, demasiado estéril- se estresa rápidamente. Esto se manifiesta en hojas amarillentas, pudrición de las raíces o incluso la muerte de toda la planta.

Estudiando la estructura de la raíz, el tipo de crecimiento natural (epífito, litófito, terrestre) y la posible simbiosis fúngica, le das a tu planta la oportunidad de florecer de verdad. No trabajas contra la naturaleza, sino con ella.

Para concluir

La próxima vez que trasplantes una planta o traigas una nueva variedad, piensa por un momento en ese mundo oculto bajo la superficie. Cada raíz, cada hongo y cada trozo de sustrato cuentan una historia. Quien aprenda a leer esa historia sentirá un mayor respeto por la complejidad de las plantas y descubrirá que hay muchas cosas vivas incluso cuando no se ven.

Sabes

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