La naturaleza está llena de relaciones simbióticas extraordinarias, en las que plantas y animales han llegado a colaborar entre sí de forma ingeniosa. Uno de los mejores ejemplos es la simbiosis entre colibríes y orquídeas. Los pequeños pájaros de colores brillantes y las flores exóticas tienen un vínculo único que incluso beneficia a ambos.
Precisión de los colibríes
El colibrí es conocido por la rapidez y precisión con la que el ave puede detenerse en un punto con su pico. Pueden permanecer inmóviles en el aire gracias a su forma de batir rápidamente las alas. Esto les permite extraer el néctar de las flores sin tener que agarrarse a nada. Sus largos y finos picos y lenguas están muy bien adaptados para succionar el néctar en profundidad de las flores tubulares.
Atractivo de la orquídea
Hay miles de especies de orquídeas en todo el mundo. Es una de las mayores familias de plantas conocidas por la extraordinaria adaptabilidad y belleza de la flor. Muchas orquídeas han evolucionado para atraer a polinizadores específicos. Los colores brillantes y las formas complejas de las flores de orquídea hacen que el colibrí se sienta atraído por la orquídea específica.
Un ejemplo de orquídea que utiliza esta atracción es la Prosthechea cochleata. Otro nombre para esta orquídea es "orquídea concha". Al tener una forma y un color de flor únicos, pero también al esconder el néctar en lo más profundo de la flor, el colibrí se ve obligado a colocarse precisamente delante de la flor, donde se aplica el polen a su cabeza o pico. Con él, los pájaros vuelan a la siguiente flor y fecundan la orquídea.
Beneficio para ambas partes
La relación entre estos dos organismos es una forma de mutualismo. Ambas partes se benefician del trabajo conjunto. Los colibríes necesitan néctar como principal fuente de energía y las orquídeas se lo proporcionan. En el momento en que el colibrí ingiere el néctar, entra en contacto con los estambres de la orquídea. El polen se adhiere al pajarillo y éste lo transfiere a la siguiente flor para fecundarla. Así, el colibrí asegura la polinización de la orquídea.
Dos ejemplos de orquídeas
Aunque muchas orquídeas dependen de los colibríes para su polinización, hay especies notables que se dirigen específicamente a estas aves.
1. Epidendrum secundum
Esta orquídea tropical, también conocida como "orquídea crucifijo", crece en el neotrópico y suele recibir la visita de varias especies de colibríes. Las flores largas y tubulares dificultan el acceso de los insectos al néctar, pero los colibríes pueden alcanzarlo fácilmente.
2. Masdevallia
Estas orquídeas compactas, que suelen crecer en los bosques nubosos de América Central y del Sur, producen flores especialmente adaptadas para la polinización por colibríes. Los colores brillantes y los aromas dulces son irresistibles para estas aves.
Conclusión
La frágil danza entre colibríes y orquídeas es una maravilla de la naturaleza. Muestra cómo incluso los organismos más pequeños desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento del equilibrio ecológico en la naturaleza. Su colaboración es un maravilloso ejemplo de cómo la naturaleza trabaja en armonía y cómo las plantas y los animales se adaptan unos a otros de forma ingeniosa. Mientras que las orquídeas proporcionan néctar a los colibríes, éstos se encargan de la polinización que las orquídeas necesitan para reproducirse. Una simbiosis perfecta.